El comienzo de septiembre nos acerca al comienzo del curso escolar de nuestros hijos. Nada mejor que arrancar sin asignaturas pendientes y con el material bien dispuesto.
Los meses estivales suelen suponer una pausa en nuestra cotidianidad. Más allá de si disfrutamos o no de vacaciones, el ritmo vital es diferente al del resto del año. Más aún si tenemos hijos. El curso escolar, al fin y al cabo, es una especie de armazón sobre el que se asienta nuestro día a día, la estructura que sirve de base a nuestras rutinas.
El final de agosto suena como el toque de una alarma, el de un despertador estruendoso recordando que arranca un nuevo ciclo. En principio nos despierta del letargo, después nos despereza y, en tercer lugar, informa de que hay que preparar las herramientas imprescindibles para afrontar el tiempo venidero. Para ello resulta esencial tener en la cabeza un inventario en el que de forma nítida quede determinado con qué contamos y con qué no.
Una duda que nos asalta de forma recurrente tiene que ver con la consideración de los gastos ocasionados por la educación de los hijos en el comienzo del curso escolar.
Tan controvertible pudo resultar que tuvo que intervenir el propio Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 15 de octubre de 2014, para establecer un criterio: dichos gastos serían considerados ordinarios, de forma tal que serán sufragados por aquel progenitor que ejerza de custodio y vendrán incluidos dentro de la mensualidad establecida para la manutención.
En resumen, que a juicio del TS no se considera extraordinario un gasto que, por un lado, es necesario y, por otro, contamos de forma cotidiana.
Nada mejor que, de cara al comienzo del curso, tener las cosas claras. Así, para poder arrancarlo sin asignaturas pendientes, para encontrar el apoyo ante las lecciones más problemáticas, esas que a buen seguro han de venir, el gabinete Abogados Matrimonialistas se convertirá en un buen sostén con el que reforzarse.
